Mi historia con el Tres Picos

A veces tenemos lugares especiales, a los cuales llegamos mágicamente sin darnos cuenta. Uno de esos lugar para mi es el Tres Picos, es raro, pero me di cuenta de eso en mi ultimo viaje allí. Fueron en total cuatro veces las que fui, y no fue hasta el ultimo viaje donde me di cuenta que fueron hitos importante en mi vida, como si de alguna manera inconsciente en cada uno de esos momentos lo necesitara. Creo que no busque esos momentos, se dieron casi sin pensarlo, y es por eso que creo que es un lugar mágico, que algo en mi lo busca o que algo me llama a volver.

Como comente, fueron cuatro veces las que fui, voy a tratar de recordar esos momentos.

Fue hace unos 8 años, allá por el 2010. La magia de ese viaje es que fue casi sin organización, fue espontaneo, la propuesta vino de Pablo, y fuimos junto con Rene y fue especial porque fue nuestro primer viaje de trekking, el primero de muchos, el comienzo de un amor incondicional hacia la montaña, hacia buscar esa soledad que te la da misma, a buscar esas noches estrelladas, esas charlas distintas, esos compañeros de camino que solo surgen en viajes a la montaña.

Recuerdo de ese viaje que no teníamos casi equipo, yo fui con botines y un pantalón súper pesado, teníamos las mochilas terriblemente pesadas, Rene y Pablo iban con mochilas simple, y Pablo llevo la carpa casi todo el viaje de la mano, una carpa que por cierto pesaba muchísimo. A mitad del viaje yo ya no podía cargar mi mochila, y Rene me ayudo a cargarla.

En la montaña se forman relaciones distintas, con quien decides caminar se arma un vinculo, compartes momentos especiales, desde el sufrimiento de creer no llegar y darte aliento, hasta la felicidad de lograr el objetivo, y sentarte a reflexionar en la cima. El frio de la noche y una sopa caliente viendo las estrellas es indescriptible, yo se que mucha gente no entiende ese sufrimiento, pero quien lo haya vivido sabe que es un punto de no retorno, cuando te enamoras de la montaña nunca mas vuelves a ser el mismo, y te suben las pulsaciones al empezar una nueva aventura, al preparar la mochila, y al arrancar a caminar, y luego de unas horas de caminata reflexionas “¿Por qué hago esto?, no lo volveré a hacer”, pero por dentro sabes que volverás, y sigues caminando impulsados por tus compañeros, impulsado por esa magia en tu corazón de querer llegar, porque sabes que no te arrepentirás.

De ese viaje nacieron tradiciones, como la petaca para la noche, y que cada uno llevara siempre su agua, ya que a veces escasea y “algunos” (Léase Pablo) la usaban para lavarse los dientes o peinarse, algo que genero conflicto. Aparte arrancamos con lluvia, al principio dudamos en empezar, pero como somos tercos decidimos arrancar, y desde ese viaje es sabido que si vamos los tres seguro llueve (aunque en el fondo le tiramos la culpa a Pablo de ser yeta, sabemos que si los tres estamos juntos va a llover).

El segundo viaje al Tres Picos fue en el 2016, surgió con Esteban, él estaba pasando por un momento personal difícil y necesitaba salir, y como buen amigo me decidí a acompañarlo, fuimos nosotros dos solos, y como todo viaje a la montaña fue distinto, fue un viaje mas de charla, mas de compartir momentos e historias, Esteban es de esos amigos con el cual tengo una relación especial, donde se que podemos hablar de mil cosas, con él cual se que puedo compartir pensamientos que con nadie comparto, porque es muy critico y coherente en su pensamiento y porque sabe escuchar, hablar con él siempre es especial, desde temas emocionales o de vida, hasta política o ciencia, es de esas personas que uno valora tener para charlar.

Volviendo al viaje, como decía fue mas de charlas, y de mi parte fue un gran desafío, ya que era mi primer viaje de trekking luego de la operación de ligamentos de mi rodilla, no del todo recuperado y sin la rodilla al 100% la puse a prueba inconscientemente, y es por eso que no pudimos hacer cumbre.

Recuerdo que a la mañana, luego de pasar una noche con un viento terrible que nos desarmo la carpa, pasamos unas dos horas sentados en la orilla de un barranco reflexionando y charlando de la vida, esas charlas que no se te olvidan, y que valoras ese momento de conexión, a veces con silencios, pero de esos silencios que sirven para estar con uno mismo.

El tercer viaje el Tres Picos fue en el 2018, a fines de abril, fue mi primer viaje luego de haber renunciado al trabajo para viajar, y por eso fue especial, ya fui con la mente puesta en mis próximos pasos a dar, el inicio de mis aventuras, que serian sin dudas las mejores de mi vida hasta el momento.

Ese viaje lo compartí nuevamente con Pablo, y con Sole, fue un viaje mas reflexivo, donde pudimos ademas hacer dos cumbres, en el Tres Picos y en el Napostá, fue como decía mas reflexivo para mi porque ya empezaba a palpitar lo que se venia, lo que quería a hacer, a donde quería ir y estaba ansioso por arrancar ese viaje.

El cuarto viaje al Tres Picos, y hasta el momento el ultimo, fue este mes, en octubre 2018, y se dio en la primer semana que me toco volver a Buenos Aires luego de mi vieja por España, donde viví uno de los mejores viajes de mi vida. Lo extraño fue que toque suelo Argentino y a los cuatro días estaba subiendo al Tres Picos nuevamente, como si me llamara a cerrar el viaje de España, empece en el tres picos luego de renunciar y termine en el mismo lugar luego de volver, extrañas coincidencias.

Aparte de ser un viaje especial por mi retorno a Argentina, fue para probar mi nuevo estado físico, había bajado unos 15kg desde la ultima vez que subí y se notaba, no sentí casi dolor, ni cansancio, y mi mente nunca estuvo tan fresca y relajada, se notaba el cambio, sin duda había vuelto a ser yo, me sentía en perfecta armonía con lo que soy.

Este viaje me toco compartirlo de nuevo con Sole, y fue el primer Tres Picos para Rox y Roni, los tres hermosos compañeros, con los cuales me encanta compartir la montaña, no fue la primera vez y se que no sera la ultima sin duda.

Como habrán leído, mis pasos por el Tres Picos fueron en momentos particulares, todos fueron hitos en mi vida, fueron el comienzo de algo. La próxima vez que me “llame” el Tres Picos pensare: “¿Qué se vendrá en mi vida ahora?”, y solo me quedara abrir los brazos y recibirlo con gloria.

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